sábado, 3 de julio de 2010





INTRODUCCIÓN


La calidad de vida alcanzada hoy por la sociedad se debe en gran medida a la labor de los ingenieros: así la provisión de agua, la generación de electricidad, los servicios de transporte y telecomunicaciones, la infraestructura de edificios, puertos y caminos, la fabricación de múltiples productos, etc. La ingeniería no actúa sobre la sociedad como un agente externo sino como elemento intrínseco; la suya es una actividad social, igual que la de otras profesiones. De ahí que comprender la importancia del papel del ingeniero en nuestros días. Muchos ingenieros obraron al calor de esa idea totalizadora y, en consecuencia, fueron políticos, funcionarios, dirigentes, en suma ejemplos de lo que puede ser un accionar comunitario extenso y provechoso. En el campo de fuerzas de la vida se cruzan continuamente cuestiones éticas, exigencias de justicia que entrañan complicadas consideraciones, sentimientos de compasión y de amor, por enumerar unas pocas facetas de lo humano. El ingeniero debe estar atento a todas las facetas. En virtud de la unidad del hombre y del empobrecimiento que se deriva de dividirlo y encasillarlo en compartimentos estancos, deberíamos -teniendo en cuenta la complejidad del conocimiento presente- bregar por una ingeniería concebida como actividad más amplia y, a la vez, de un solo tronco, es decir, no dispersa en tantas ramas como las que han brotado en los últimos años. No miramos con agrado el número abrumador de carreras, especialidades y títulos distintos que pululan en nuestro país en la actualidad. Pretendo señalar aquí dos cuestiones que considero esenciales para la etapa educativa, la práctica y el mejoramiento de nuestra querida profesión.
















Será valioso el ingeniero que posea la personalidad y la inclinación que le permitan asumir, de su profesión para afuera, un papel de liderazgo en la sociedad, y para adentro, la capacidad de aplicar sus conocimientos científicos y técnicos, además de la destreza en la gestión de proyectos y en la conducción de grupos de trabajo. Todas estas aptitudes no se regalan; tampoco son muchos quienes puedan y quieran aceptar las responsabilidades correlativas, y menos aún los que las ejerzan en plenitud y con éxito. Pero justamente ese conglomerado es lo que se requiere de un ingeniero de verdad. De ahí la exigencia vital en lo que corresponde a la universidad de brindar tanto el espacio como el programa de estudios adecuados. Un verdadero ingeniero no es el que se atiene a resolver asuntos numéricos exclusivamente.


IMPACTO EN LA SOCIEDAD


La sociedad ha pasado en poco tiempo de rural y agraria a urbana y post industrial, de la dictadura a la democracia, y de la autarquía al mercado. En este marco de cambio, el colectivo de los ingenieros percibe un progresivo desinterés de la sociedad por su trabajo y una pérdida de valores de la profesión.


La sociedad crea las especialidades, forma y habilita a los especialistas y regula las profesiones para satisfacer sus necesidades. Más allá del ejercicio de la profesión, los ingenieros están comprometidos con la sociedad en la búsqueda del progreso colectivo.
El ingeniero, para alcanzar la solución más eficiente en el escenario económico y temporal considerado, optimiza los medios y la técnica de que dispone, evalúa las alternativas, compara costos, y considera las externalidades, la vida técnica, el período de amortización, los costos de conservación y reposición etc., aplicando coeficientes de seguridad. El ingeniero no inventa ni investiga, aunque, por su formación, algunos puedan hacerlo. El ingeniero no se para en el diseño y cálculo de los parámetros de un trabajo, sino que, desde una concepción global de los problemas, integra las variables sociales, económicas y ambientales, para proponer las soluciones más eficientes con los medios y las tecnologías disponibles.
Parte de los Ingenieros cree estar ante una crisis profesional, cuando se debería hablar de crisis de la ingeniería en general, por su vinculación con la tecnología. Según J. Benet, parecería que la tecnología, medio de respuesta a las demandas de la sociedad, se hubiera mudado en instrumento al servicio de la empresa: la industria crea la demanda y la sociedad espera nuevos productos tecnológicos. La tecnología al servicio del consumo.


EL INGENIERO Y LOS COLECTIVOS SOCIALES


El avance del conocimiento da lugar a una creciente complejidad en el enfoque de los problemas, cuya solución requiere enfoques multidisciplinarios. La participación de otros profesionales, el trabajo en equipo, son oportunidades para incrementar los valores de una profesión ante la sociedad. La crítica sobre la actuación profesional de un colectivo, siempre que pueda aprovecharla para reflexionar y rectificar en su caso, debería entenderse como signo del interés que despierta su trabajo en la sociedad.
Los trabajos del ingeniero producen más beneficios indirectos que directos. Ante el menor conflicto de intereses se impone la opinión urbana. En ingeniería, la sensibilidad medioambiental no tiene la presencia mediática de la informática, los viajes espaciales o la alta velocidad.


LA INGENIERIA EN LA SOCIEDA DE HOY


Estamos inmersos en una sociedad con acceso global a la información, plural, participativa y solidaria. El colectivo de los ingenieros habrá de articular su labor en este marco.
La información tiende a simplificar y generalizar los problemas complejos y diversos. La profesionalización surge de la complejidad. La ingeniería es parte del mundo y su actividad se verá reforzada con la participación de los demás agentes del sector. La relación con los ingenieros de otros países, dará coherencia a los enfoques comunes y destacará las diferencias locales. Informando a la ciudadanía sobre la existencia de respuestas a los problemas, se refuerza la imagen de utilidad del trabajo de los ingenieros.


EN RESUMEN


Para responder a las demandas de la sociedad, el colectivo de los Ingenieros, debe:
Ser coherente globalmente.

Informar con transparencia.

Conservar la pluralidad.

Fomentar el debate y la comunicación.

Facilitar la participación en las decisiones.

Guaradar la memoria.

Cooperar con los países en desarrollo.

Apoyar a los colectivos sin recursos.